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Foto del escritorKelvin Santiago

Decimoctavo Día del Viaje Educativo y Cultural en Europa: Despedida Madrid, España (8 de agosto de 2024)

Hoy no decimos adiós, sino hasta luego. Nos llevamos dieciocho días de momentos imborrables, de experiencias que nos marcarán para siempre. Un grupo de 26 puertorriqueños de la Escuela Mayaguezana de Ballet, Artes y Educación logró este viaje contra vientos y mareas, siempre tomados de la mano de Dios. Fue un viaje financiado con el sudor de nuestro trabajo, lleno de sacrificios, dolor, inseguridades y situaciones difíciles, pero al final, alcanzamos las metas que nos propusimos.

Durante este viaje, hubo momentos de molestia, de llanto y de ansiedad, pero también momentos de alegría, emoción y, sobre todo, de aprendizaje profundo.

El primer día nos golpeó la realidad. Habíamos escuchado sobre los carteristas, pero vivirlo en carne propia tocó las emociones de muchos. Gracias a una de las nuestras, no nos robaron nada. ¡Casi le brincábamos encima, jajaja! Después de ese incidente, siempre estuvimos atentos y, gracias a Dios, todo fluyó bien.

La constante búsqueda de dónde comer fue otro desafío. Con los cambios culturales y nuestra rutina diaria, muchos de nuestros jóvenes y niños, acostumbrados a los fast food, encontraron difícil adaptarse a la dieta europea. Sin embargo, probaron nuevos alimentos y, para sorpresa de muchos, ¡les gustaron!

¡Qué mucho caminamos! En Europa se camina mucho; llegábamos a los cuartos con los pies ardientes y el calor del verano era insoportable, pero nada de eso nos detuvo en nuestras aventuras.

Uno de los retos más grandes fue la odisea de los trenes. Caminábamos de un lado a otro en busca de las plataformas correctas, con maletas en mano, tratando de descifrar los mapas y horarios en un idioma que no siempre comprendíamos. Fue una prueba de resistencia y paciencia, pero cada llegada a destino era una victoria celebrada con sonrisas y alivio.

Visitamos tres países y siete ciudades: París, Francia; Venecia, Italia; y en España, Madrid, Barcelona, Sevilla, Toledo y Segovia. Un viaje impresionante, rico en cultura e historias.


Cada día estuvo lleno de emoción. Nuestros bailarines tomaron clases de ballet, tuvimos un hermoso encuentro con Laura Alonso, disfrutamos de dos tablaos, visitamos la Ópera de París, asistimos a dos teatros en Madrid, al teatro de Venecia, presenciamos la apertura de los Juegos Olímpicos 2024, y exploramos varios museos, palacios, castillos y catedrales, entre muchas otras actividades que enriquecieron a todos.

Hoy nos despedimos más unidos que nunca. Superamos las diferencias y aprendimos a vivir en comunidad. En un continente donde las culturas varían tanto por región, este viaje nos hizo fuertes y resilientes.

Este viaje nos ayudó a valorar más nuestra cultura, nuestras raíces, y a reconocer que somos puertorriqueños, gente de gallardía y valor.

¿Fue un gasto? No, este viaje fue una inversión. Nuestros estudiantes recibieron una inyección de conocimiento, historias y valor cultural. Hoy regresamos a Puerto Rico con 26 mentes diferentes a las que habíamos traído hace 18 días.

Los viajes educativos y culturales representan una inversión significativa para los estudiantes de ballet, al proporcionarles oportunidades únicas para expandir su conocimiento y habilidades. Estudios han demostrado que la exposición a diferentes culturas y técnicas de danza puede mejorar notablemente el rendimiento artístico de los estudiantes. Por ejemplo, un informe de la National Endowment for the Arts (NEA) destaca que los estudiantes que participan en programas de intercambio cultural muestran un aumento del 20% en sus habilidades creativas y técnicas.


Al asistir a clases magistrales y observar producciones de compañías de renombre mundial, los estudiantes de ballet pueden aprender nuevas metodologías y estilos, integrándolos en su propia práctica. Además, visitar teatros históricos y participar en festivales internacionales les permite comprender mejor la evolución y diversidad del ballet. Estas experiencias no solo enriquecen su formación artística, sino que también fomentan una mayor apreciación y respeto por otras culturas, promoviendo una mentalidad abierta y global.


En el ámbito profesional, estos viajes pueden ser decisivos para el desarrollo de una carrera en ballet. Conocer a coreógrafos y bailarines influyentes, y participar en audiciones y talleres en diferentes partes del mundo, puede abrir puertas a oportunidades laborales y colaboraciones internacionales. En resumen, los viajes educativos y culturales ofrecen a los estudiantes de ballet una plataforma para crecer tanto artística como personalmente, consolidando su formación y ampliando sus horizontes en un entorno competitivo.

Agradezco a Dios por cada uno de los momentos vividos en EUROPA 2024. Hasta la próxima, querido y gentil lector.


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